jueves, 11 de febrero de 2010

EL DÍA DEL PALMO

Tal como se mueve el calendario, otra vez llega con nuevo brío el Jueves. El lardero, diferente a cualquiera de los otros cincuentayuno restantes.
El del palmo de longaniza. El de toda la vida hasta que se impuso la modernidad y con paso firme fue modificando la medida y el producto comestible.
Ahora son otros manjares que poner de merienda.
Otra foto fija, desaparecidos algunos escenarios míticos, por ejemplo 'Los Palacios'.
'Río Grío, río Grío,..."
Como te hubiera pillado algún Machado, qué sería de tu memoria.
Está el Jalón por media vega aún. Y a dos pasos en bici la hermosura de Cabañas, que mira por el oeste hacia el roble fuerte, acurrucado en los frutales, calentito y esbelto.
Y la fuente 'los clairos', arrogante de nombre, de boca cerrada a cal y canto apenas se asoma, tímida. 
El palmo será de tortilla con jamón. Gusanitos, fritos y chucherías regadas con batido y zumos. La chiquillería en una tarde limpia y feliz, sin malos aires secos que lavan el cerebro.
Extenderemos  desde el pulgar hasta el meñique para estar seguros de la medida exacta, con pan o sin longaniza, da lo mismo. pues del lardero a la boca, no se requiere puchero, pese a lo que dicen las antiguas, que tanta fe prestan a la cazuela y al guiso.
A preparar energías que no falta nada para el Carnaval y ése sí pisa con fuerza.  ¡Como que ya llama imperioso a la puerta!

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