miércoles, 28 de abril de 2010

LA RUTA DE IRÁS Y VOLVERÁS



Vayamos por partes, sin atropellos,  que la cosa tiene más miga de lo que parece.
El periplo acabó en el punto y raya donde había comenzado: el polideportivo.
Un sol naciente para el santo patrón de Aragón y un bus entero con el Club al completo.
Comienza la marcha programada al detalle para dos - casi-  días a la pata libre por esos campos verdeantes y esas tierras rojizas del Matarraña.
Nuestras cámaras son testigo del prodigio visual  y habrá ocasión de comprobarlo cuando esté disponible el montaje.
Nos detenemos unos momentos en el panorama de las anécdotas, pues hasta ahí no hay cámara que valga, indiscutible.
Azaila, tris tras, tris tras: cerrado por pronto.
Media vuelta y adiós excavaciones íberas o iberas, para el caso, de Tauste.
Chin chan, chin chan: Paradita discrecional para las labores comunes que a todo el mundo atañen. Esto érase Alcañiz. Ya había abierto sus puertas.
Según programa de mano, llegada a la hermosa Calaceite, con paseo por las calles limpias. Con las piedras y sillerías dándonos la bienvenida. Los foteadores entregados a pleno rendimiento, sin dejar cabo suelto.
El museo de Casa Juan Cabré. La presencia envolvente de nuestro querido Javier y la inoportuna mala noticia para José, que truncó allí mismo el viaje.
Subir, luego bajar en un santiamén del bus pues quién pone en duda la flexibilidad y ligereza de los dóciles viajeros... y le llega el turno a la primera pitanza.
El sol seguía sonriendo, aun a media cara, y solo nos perturbaba algún remojete sin importancia.
Bajar, subir y de nuevo bajadica en Cretas.
En este enclave tenemos noticia sólida de lo que pudo ser la escritura íbera. No perdemos hilo del audiovisual ni de los paneles que nos cuentan qué pasó, cómo pasó y cómo, se cree, quedó escrito para que se supiera. Nos pasma tanto conocimiento encerrado en un sencillo centro de interpretación.
Mas el tiempo se desliza plácido y otras novedades tenemos reservadas.
Sin tregua, persiste arriba al auto, abajo a tierra. 
 Es ahora el turno  para Beceite ó Beseit igual.  Y las fábricas de papel activas  en otro tiempo. Y el río con su puente. Y la vista perdiéndose entre el murmullo de aguas como de cristal, tan limpias. Y la corriente, burlando cantarina las piedras al pie del cauce. Los 'flashes' se dejan sentir mezclados con el rumor de voces de admiración. ¡Qué bonito, pero qué bonito escenario de casas, palacios, iglesias y silencio!  Los museos, que escuchan y callan. Y para todos nosotros la Galería Antigua Fábrica Noguera, lo que quedó del papel...
De otro tirón , enfilando a Valderrobres, valle, robles y  un castillo.   Soberbio, grande y eterno, de cuyos rincones y estancias nos informará con detalle el experto, muy atento.
Sonaban las horas, altas, un poco antes  de la sorpresa en 'la casa de Sebastián', ¡el encandilamiento total!
Y ya cercana la noche cerrada,  con las corvas doloridas, por qué no,  llegó el momentazo para la cena, a buen mantel excelente.
_¡A dormir todo el personal.  Los 'sencillos' y los 'dobles'! Y a ello nos aplicamos, que a tales horas la luna se insinuaba creciente, conjugada con estrellas de alto brillo . Y suites a todo confort,  ¡ vaya que sí!
La noche placentera dio paso a la segunda y  última sesión.
Fuentespalda  guarda reposo eterno , seguro, en un interesante cementerio medieval.  Pero también ofrece al visitante a modo de tesoro  las variadas fuentes  haciendo justicia a su nombre, que parece descansar tranquilo en su asentamiento.  Sin apresuramientos nos perdimos por las calles costeras y el torreón  hasta alcanzar de cerca las  fuentes y lavadero de agua remansada. Solo se percibían los aromas de algún que otro huerto cercano. A lo lejos, también el tintineo de esquilas. Reinaba la luz y todo era paz primordial.
A poco, un leve ejercicio de estirar las piernas, esta vez por los aires de Peñarroya de Tastavins, tan atractivo el lugar como sugerente el toponímico.
Y nos recibía Monroyo: Ahora ya no queda duda acerca del color que informa estos parajes, sean peña, monte o altozano. Rojo sangre y tinto entre azules de río y nubes. Una deliciosa conjugación cromática.
Se nos han hecho las tantas, ¡madre mía!
¡A reponer fuerzas en la Posada Guadalupe! Sin tardar daremos cuenta de las apetitosas alubias que decían cómeme, y otras tentaciones  para todos los gustos y sentidos en la tierra del buen jamón.
El reloj se ha detenido. No así el servicial conductor, ni nuestro infatigable Javier.
Emprendemos la recta final,  con la reserva de 'Los Cubos',  insólitos. Y a punto de cerrar el broche, el sabor agridulce en el Molí del Hereu.
Se precipita el regreso, cuando el cansancio se ha instalado definitivamente entre nosotros. A estas alturas no vamos a tenérselo en cuenta.
Aún tendremos fuerza suficiente para decirnos sin rubor entre risas que todo resultó una maravilla.
Como si tal cosa, ha sido 'La Ruta de Irás y Volverás'. Está escrito, amigos!


antonio vivaldi mandolin concerto 1st movement

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